¿Y qué le digo a la vida? Que me cansé de ella y que por favor me traiga sentimientos nuevos y un cerebro que me ayude a mirar las cosas de otro modo y no me haga darle vueltas a todo? Eso es imposible.
Naces con un camino con rejas alrededor, que te impiden salir o cambiar de camino. Un camino con trampas y falsa felicidad, con muchas rosas, de esas que parecen ser sensibles e inocentes pero que te clavan sus espinas cuando menos te lo esperas.
Supongo que podré retocar ese camino, decorar las rejas con amor y ternura, esa falsa felicidad con emoción y ánimos y esas malditas rosas, por girasoles, los cuales la única sorpesa que aguardan, desde luego no daña tanto como esas horribles espinas.